El transhumanismo y sus vertientes no se limitan a la mejora del cuerpo o transferencia de conciencia. El mismo, posee una fuerte influencia hacia el estudio y modificación de los genes del ser humano. Una de estas manifestaciones es el estudio del ADN de los fetos antes de nacer. Así, es posible conocer las características del embrión humano. Incluso, se puede determinar condiciones como el Síndrome de Down antes de su nacimiento.
¿En qué consiste el transhumanismo y el Síndrome de Down en el estudio del feto?
A través de un examen de sangre que se realiza a la madre durante el proceso de gestación, se puede detectar si el feto posee el trisoma del par 21, responsable del Síndrome de Down. Este es un procedimiento que no resulta invasivo para la madre o el feto. A su vez, este tipo de pruebas puede ser realizada:
Durante el primer trimestre de la gestación
En este caso se buscan niveles de proteínas en la sangre de la madre para corroborar que sean normales. También se realizan ecografías para analizar el desarrollo del feto.
En el segundo trimestre
En este examen no se analizan niveles de proteínas, sino la presencia de tres proteínas diferentes asociadas al Síndrome de Down. La misma se realiza entre la semana 10 y 16 del embarazo.
Con estas pruebas es posible determinar si el feto posee alguna de las siguientes discapacidades:
🛑 Síndrome de Down, el cual es un trastorno en las capacidades intelectuales y físicas de la persona.
🛑 Síndrome de Edwards, asociado a problemas cardiacos
🛑 Síndrome de Patau, también un síndrome asociado a problemas genéticos, pero mucho mayores que el anterior y con una esperanza de vida muy baja.
Por su parte, este tipo de test es bastante preciso, aunque en la mayoría de los casos son costosos y dirigidos a usuarios pudientes.
Lado oscuro del test para la detección de anomalías
Los avances tecnológicos-científicos son capaces de determinar con una precisión del 99% eventuales problemas físicos que pueda tener el feto. Incluso, incapacidades intelectuales o trastornos genéticos, como el Síndrome de Down.
Ahora bien, según un estudio realizado en Francia y publicado en la revista Aleteia, en el 96% de los casos de fetos en los cuales ha sido detectada esta condición (Síndrome de Down), terminan por ser abortados.
Tal situación genera todo un dilema moral en cuanto al derecho de las personas con Síndrome de Down a nacer. En función de lo anterior, muchos están considerando que de masificarse este tipo de pruebas entonces estaremos en presencia de una autentica eugenesia programada, en contra de un grupo específico, por su condición genética.
Es decir, en este caso el test de estudio genético funcionaría como un instrumento discriminatorio, toda vez que al ser detectado un síndrome negativo o trastorno en el feto, se produciría la interrupción del embarazo.
¿Una decisión del test o de la madre?
La cuestión es bastante polémica, toda vez que, como hemos señalado, el test genético se limita a mostrar una condición. Por lo que queda en manos de la madre decidir si continuará con el embarazo o procederá a su interrupción.
A todas luces, la situación es un círculo vicioso, pues el permitir conocer de antemano la condición o trastorno en un feto está generando su aniquilación programada. Aunque con la diferencia de que es la propia madre quien toma la decisión, no el test en sí. Pero, por otro lado, si un test señala una condición que será una sentencia de muerte en un 96% de los casos, entonces no podemos librar de responsabilidad a ese medio de detección de enfermedades.
Por lo pronto no hay una postura definitiva de responsabilidad, pero todo hace suponer que se está imponiendo la tesis de que es una decisión de la madre y que el test es sólo un instrumento. Ello, en virtud de que la seguridad social en Francia y muy probablemente en todo el espacio de la Unión Europea se está inclinando por financiar el coste de dichas pruebas.
Una decisión más humana que transhumanista
La suspensión del embarazo o aborto por razones de enfermedad o Síndrome de Down es una decisión que hace pensar en el valor de la vida y del ser humano como un universo y fin en sí mismo, con independencia de las limitaciones físicas o mentales que puede tener.
El desconocer el valor intrínseco de cada persona o condenarlo a la muerte por sus características físicas es una práctica que mostró su peor rostro durante la Alemania Nazi y sus fines de profilaxis social. La decisión de suspender un embarazo por que el feto posea minusvalía en sus condiciones biológicas nos coloca en un terreno que no tiene que ver con el transhumanismo, sino con el más crudo Darwinismo Social.