La medicina regenerativa se da la mano con el transhumanismo

La incorporación progresiva de las novedosas biotecnologías ha generado cambios relevantes en la salud. Una de esas avanzadas tecnologías, es la medicina regenerativa, distinguiéndose por ser un método que procura mantener, mejorar o restaurar la función celular, los tejidos y los órganos, mediante el empleo de las propias células.

En este sentido, esta aplicación biotecnológica, que forma parte de las llamadas NBIC (nanotecnología, biotecnología, tecnologías de la Información y ciencias cognitivas), viene a fortalecer el objetivo transhumanista, el cual es, el mejoramiento de la capacidad humana.

¿Cómo actúa la medicina regenerativa?

En lo que respecta a la biotecnología, clasificación que agrupa a la medicina regenerativa, su enfoque se dirige al genoma y al proteoma, relacionados con el complejo campo de las células humanas. Ello así, los avances que se generan en esta área están apuntando a la posibilidad de que el cuerpo se regenere o sane con sus propios medios.

Este proceso se ha logrado al entender cómo las células individuales reciben señales y responden a ellas, a su vez cómo interactúan y cómo se organizan a través de los tejidos y órganos. Al comprender tal mecanismo, los científicos han llegado al punto de manipularlo para lograr la sanación de los tejidos o demás células dañadas, e incluso consiguiendo crear otras nuevas.

En tal sentido, la medicina regenerativa emplea las células madres o células troncales para alcanzar el objetivo de autosanar, pues éstas se caracterizan por tener la capacidad de renovarse por sí mismas, produciendo a su vez células madres con características y funciones específicas. Así, la bioingeniería ha logrado regenerar tejidos del sistema cardiovascular, el sistema nervioso central, hígado, riñón, pulmón, cartílagos, heridas, huesos, tendones.

Técnicas empleadas en la medicina regenerativa

Para obtener esta autoregeneración, son diversas las técnicas utilizadas, lo que en conjunto se denomina ingeniería genética. En general, la intención es influir en la estructura genética, transfiriendo genes o entes reguladores del sistema genético, de un organismo a otro, para subsanar algún encarecimiento o daño del órgano receptor.

En específico, dentro de las técnicas empleadas en los distintos procesos regenerativos tenemos:

Terapia celular, un tratamiento de avanzada

Esta metodología se aplica para tratar ciertas enfermedades, usualmente hereditarias, a través de la incorporación de células nuevas en cierto tejido. Son distintos los métodos a través de los cuales se realiza, entre los cuales destacan:

Trasplante

Esta conocida forma de suministrar células madres, ya sea del propio paciente llamado autologo o de un donante entendido como alogénico, ha arrojado resultados alentadores en el campo de la medicina. De igual forma, las células pueden provenir de células no humanas o transdiferenciadas para obtener la sustancia que se requiere, como sucede con la insulina.

Sin embargo, surgen consecuencias negativas producto de la etapa experimental que subsiste en varios casos, como al parecer ocurrió con la adolescente Shauna Davison, quien tuvo un trasplante experimental en el año 2012, en la cual se incluían células madres, pero que murió después de dos semanas del tratamiento.

Inyección intramuscular

El procedimiento es inyectar células madres, extraídas de fetos, a un órgano o grupo de órganos. Este procedimiento requiere la debida supervisión sanitaria establecida por vía legislativa en cada país.

Clonación reproductiva

Esta particular técnica hasta ahora solo ha sido aplicada a animales permaneciendo prohibida en lo que corresponde al ser humano. Sin embargo, se vislumbra a futuro una posible clonación de órganos en humanos.

Terapia génica

Es una ingeniería genética que se encuentra en etapa experimental. La misma procura insertar los elementos funcionales para suplir los ausentes o restaurar los genes afectados en el genoma del individuo. En ese contexto, la intención es tratar la enfermedad a través de las células y tejidos, insertando el gen correcto o modificando el gen defectuoso.

En principio, era considerada para patologías genéticas, pero actualmente se ha ampliado el campo de acción a casi cualquier enfermedad. En este sentido, es claro que se trata de un auténtico transhumanismo realmente avanzado, destinado a mejorar la vida humana.

Ingeniería de tejidos, transhumanismo aplicado

Esta especificidad de la medicina regenerativa consiste en combinar elementos como andamios, moléculas activas y células para crear tejidos funcionales. En particular, busca reemplazar o reparar, de manera parcial o total, ciertos tejidos como aquellos ubicados en los huesos, la piel, válvula cardiaca, cartílago, vejiga.

De este modo, constituye una aplicación transhumanista propiamente dicha, pues se enfoca en la autocuración para mejorar las capacidades del ser humano. Actualmente, aunque de manera limitada, se ha aplicado en la piel y cartílagos de humanos.

¿Una posible cura a enfermedades ligadas a la historia de la humanidad?

Existen enfermedades que han surgido desde la misma existencia del ser humano, como la artritis, la diabetes, las afecciones cardiovasculares y otras que se han sumado a la historia de la humanidad, las cuales aún no han encontrado su cura, como el sida o el cáncer.

Ahora bien, estas enfermedades son sin dudas centro de atención de la medicina regenerativa, la cual ha dado avances, aunque solo con fines de investigación. Sin embargo, todo apunta a que esta investigación tendrá como fin último la autorecuperación, la regeneración y/o la eliminación definitiva de lesiones.

Para ello, esta ciencia plantea una reconstrucción o andamiaje del tejido humano, así como la creación de órganos personalizados, abriendo el campo a humanos mejorados genéticamente, fortaleciendo así la transhumanización.

▶ Conoce cuáles son los riesgos del transhumanismo

Ahora bien, esta posibilidad trae consigo un problema latente, como lo es la disminución e incluso desaparición del autocuidado personal, lo cual es la responsabilidad aprendida por la experiencia personal, las normas culturales y las conductas de cada individuo para fomentar, conservar y cuidar de su propia salud. Con la pérdida de esta condición evolutiva, podríamos estar en puertas de una dependencia absoluta del hombre a la biotecnología para su continuidad como especie.

Por otra parte, en su gran mayoría, los procedimientos de esta naturaleza son todavía experimentales y, en muchos casos, han tenido poco o ningún éxito. Además, son tratamientos muy costosos, por lo que seguramente y por mucho tiempo, son contados los que podrán acceder a ellos.