La ética, como rama de la filosofía, siempre ha procurado analizar los patrones morales de comportamiento que surgen en las relaciones sociales, pero también para analizar cómo se comportan o son asimilados los valores morales por cada individuo, así como los principios o escalas de valores dentro de la moral.
Por su parte, la bioética nace como una rama de la ética, pero enfocada principalmente a proponer y a analizar aquellos principios o códigos de conducta que deben ser observados y cumplidos para que continúe la vida en la tierra, no sólo del hombre, sino también de su entorno.
Ahora bien, ambos conceptos pueden resultar similares; sin embargo, veamos en qué difieren la ética de la bioética.
Surgimiento de ambas disciplinas del conocimiento
La ética es una rama del conocimiento muy antigua, la cual ya se analizaba en la antigua Grecia, casi 450 años antes de Cristo. Situación que suena completamente lógica, toda vez que desde el momento en que el ser humano adquiere conciencia, comienza a elaborar su tabla de valores sobre lo que le parece correcto e incorrecto y en cómo aplicar esos valores a su entorno.
Por su parte, la Bioética es mucho más moderna. El desarrollo del término se le atribuye al teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el término “Bio-Ethik” en un artículo sobre la relación del ser humano con las plantas y los animales. Algunos años después en 1970, el bioquímico estadounidense Van Rensselaer Potter utilizaría el término “bio-ethics” en un artículo sobre la ciencia de la supervivencia y en 1971 escribió su libro “Bioética, un puente hacia el futuro”.
Es decir, la Bioética nace en pleno siglo XX, momento en el cual el hombre comienza a tener una noción más amplia de su entorno y de la necesidad de establecer reglas morales de respeto, hacia toda la vida, y hacia el propio tratamiento del espectro biológico del ser humano.
Objeto de estudio de la ética y de la bioética. Su mayor diferencia.
La ética tiene un contenido muy amplio, el cual procura analizar la moral individual y colectiva del ser humano, pasando por los valores que éste decide aceptar y aplicar; en tanto que la Bioética tiene un objeto de estudio más restringido.
Es decir, la bioética no busca establecer códigos o patrones morales sobre la convivencia entre las personas, ni se detiene en analizar la conducta aceptada o rechazada en sociedad, sino que se centra exclusivamente en analizar, formular y establecer códigos en relación a la conducta del hombre hacia los seres vivos de su entorno (ecología, política, conservación) y hacia sí mismo (biología, medicina, transhumanismo).
Ahora bien, el hecho de que la Bioética realice un estudio más restringido, en modo alguno implica que se trate de una disciplina aislada; por el contrario, se nutre de diferentes ciencias como la medicina, ingeniería, antropología, sociología e incluso del derecho, para formular postulados llamados a la conservación y tratamiento digno de la vida en todos sus sentidos.
Respuestas a un mundo cambiante
La dinámica social actual, en especial la globalización, parecieran no tener límites o restricciones en cuanto a las conductas o acciones que puede asumir el hombre. En razón de ello, se suele afirmar que “todo está justificado en aras del avance de la ciencia”; no obstante, postulados como el anterior han originado la destrucción del medio ambiente, desaparición de especies y cambios irreversibles sobre la biodiversidad en el planeta. Ello, sin mencionar las atrocidades cometidas en la rama de la experimentación humana, la cual tuvo una de sus peores expresiones durante los ensayos médicos realizados por la Alemania Nazi.
Ante tales circunstancias, la bioética no hace una crítica condenatoria o busca establecer normas inamovibles sobre el “deber ser”; sin embargo, sí procura realizar recomendaciones sobre cómo debe ser tratada la vida y la propia condición biológica del ser humano, pero siempre enfocadas a lograr su conservación y trato digno.
Es decir, la bioética sigue siendo una recomendación ética sobre la vida en todas sus formas, pero siempre enfocada a su conservación.
¿Qué objeto de estudio específico tiene la bioética?
En un sentido muy amplio, la bioética estudia el comportamiento del hombre con respecto a todas las formas de vida, incluyéndose a sí mismo. Ahora bien, dentro de este concepto tan amplio podemos identificar determinadas áreas específicas como lo son:
Medio ambiente y biodiversidad
Se analizan los mecanismos y acciones que hay que tener presentes en la conducta desplegada por el ser humano para mantener el equilibrio natural del medio ambiente y permitir la continuidad de las diferentes formas de vida.
Condición humana
La bioética procura establecer patrones mínimos de conducta o recomendaciones sobre el tratamiento de la vida humana, desde su estado embrionario, pasando por su condición genética, hasta lo referente a cómo debe ser la terminación de la vida por voluntad propia (eutanasia).
Medicina
Otro campo de gran estudio para la bioética es lo referente a los tratamientos que puede recibir el ser humano para el tratamiento de patologías y enfermedades. En especial, al tipo de tratamiento que deben ser aceptados y cuáles rechazados por contravenir los postulados de la dignidad humana o de la conservación de la especie.
Este punto es, quizás, uno de los más extensos, toda vez que abarca:
– Trasplante de órganos.
– Experimentación con células madres.
– Relación médico-paciente.
– Aplicación de tratamientos invasivos.
A modo de conclusión sobre ética y bioética
La bioética es “hija” de la ética y por lo tanto será posible y obligatorio encontrar puntos comunes entre ambas, en especial porque la bioética siempre será una rama de la ciencia ética. No obstante, es posible señalar que su mayor diferencia radica en el objeto de estudio que plantea cada una.
Así, la ética vendría a ser el marco general que procura analizar, codificar y recomendar como debe ser la conducta humana en un sentido amplio, en tanto que la bioética también procurará analizar la conducta del hombre, pero con un objeto mucho más restringido y fines prácticos; esto es, la conservación y continuidad de la vida.
