Los experimentos más oscuros en seres humanos. Los peligros de la ciencia

Conoce los riesgos de una ciencia desmedida

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peligros de la ciencia

Sin dudas, los avances científicos y tecnológicos han cambiado la vida de los humanos que hoy habitamos el mundo. Sin embargo, por un minuto, vale la pena detener nuestros sueños más extravagantes sobre el futuro que la ciencia pueda brindarnos y mirar las consecuencias de estos avances.

Así, como en todos los aspectos que involucran a la humanidad, hay un lado oscuro. Por eso nos preguntamos ¿cuándo la ciencia puede ser peligrosa?

La ciencia como actividad humana

Si bien es cierto que la ciencia se basa en cálculos, fórmulas y métodos que buscan ser objetivos, cuantificables y comprobables, también lo es que se trata de una actividad desarrollada por humanos. Científicos que poseen un gran poder en sus manos y en esa misma medida debe ser su nivel de responsabilidad al aplicar sus conocimientos.

Cuestiones como ¿Qué motiva a un grupo de científicos a desarrollar una investigación?, ¿Para qué serán implementados los resultados de esas investigaciones científicas?, ¿Cuál es el alcance de esa investigación?, ¿Quién financia determinado estudio? Son preguntas cuyas respuestas estarán muy relacionadas entre sí y podrían sorprendernos lo que descubramos.

Lo que queremos resaltar es que la ciencia no es desarrollada sin razón alguna, simplemente para alimentar la curiosidad de la comunidad científica, o al menos no debería ser así. Suponemos, que la ciencia se desarrolla en pro de la humanidad, para mejorarla o ayudarla, siguiendo cánones mínimos de ética. Más aún, si la puesta en marcha de los resultados de la experimentación científica pudiera afectarnos como colectivo.

¿Qué nos cuenta la historia?

Como ya lo señaláramos, los científicos tienen en sus manos conocimientos que deben ser utilizados con gran responsabilidad. En este sentido es de vital importancia, que se mantenga como norte la aplicación de la ciencia sin intenciones destructivas o dañinas, ni para el ser humano, ni los animales, ni el medio ambiente.

No obstante, veremos a continuación una serie de personajes y experimentos que resaltan por ser todo lo opuesto.

Ewen Cameron

Al preguntarnos ¿quién financia determinado estudio?, dijimos que la respuesta podría sorprendernos, pues a diferencia de lo que nos muestran algunas películas, no se trata de un villano loco con mucho dinero. Muchas veces, se trata de organismos oficiales. Entre los más famosos, se encuentra la CIA, especialmente durante la guerra fría.

Esta agencia buscaba desarrollar maneras de eliminar los recuerdos de una persona para reemplazarlos por otros. Para investigar la viabilidad de esto, estuvo Ewen Cameron y lo que denominó “Desprogramación y Conducción Psíquica”. Entre sus métodos inducía a los individuos al coma, los aislaba y los sometía a sesiones en los que se les repetía constantemente determinados mensajes.

Con ello, logró destruir memorias, aunque el mayor inconveniente fue que nunca pudo reconstruirlas.

Lauretta Bender

Esta neurosiquiatra aplicó tratamientos de electrochoques, que supuestamente curarían a niños diagnosticados con autismo. Como consecuencia, muchos de esos niños se tornaron personas violentas y suicidas.

Al cabo de unos años, algunos de sus pacientes contaron cómo eran expuestos al electrochoque hasta la inconciencia, para luego ser obligados a sonreír y mostrarse felices.

Giovanni Aldini

Este científico italiano pretendía demostrar que la electricidad era vida. Para demostrarlo, conectaba cadáveres de personas y animales a baterías. Estas descargas eléctricas, lograban que los cuerpos se convulsionaran de maneras tenebrosas, espectáculo que se enorgullecía en presentar por Europa.

Sin embargo, llevó su tratamiento mucho más allá. Fue así como aplicó a personas vivas, diagnosticadas con desórdenes mentales, el tratamiento de corriente eléctrica en sus cabezas.

Harry Harlow

Este psicólogo defendía que, en las relaciones, el amor y los cuidados eran fundamentales. Lo cual quiso demostrar, con experimentos en monos. Estos animales eran expuestos a todo tipo de torturas.

Para iniciar, aislaba a los monos más jóvenes de cualquier contacto orgánico durante 24 meses, mientras torturaba a otros miembros del grupo y sometía a las hembras al apareamiento forzado en unos aparatos que él elaboró. Al final, los monos desarrollaron comportamientos psicóticos y conductas hostiles.

Fritz Haber

Nada más y nada menos que el creador de la guerra química. El impacto de sus investigaciones se consideró extremadamente peligrosas, especialmente luego del uso del gas cloro en algunas batallas y guerras.

Shiro Ishii

Militar y microbiólogo japonés, en cuyas investigaciones infectaba a los prisioneros de guerra, para estudiar el desarrollo de enfermedades y armas. Este personaje, probaba lanzallamas y granadas con los prisioneros. Pero entre sus prácticas más horribles, se encuentra la extirpación de distintas partes del cuerpo para reubicarlas en otras áreas. 

Joseph Mengele

Probablemente el más conocido de la lista, lamentablemente por la cantidad de atrocidades que ejecutó en nombre de la ciencia. El llamado “ángel de la muerte”, médico oficial de la SS alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Sus experimentos más famosos y horribles eran con parejas de gemelos, a los cuales, amputaba partes del cuerpo, los unía entre ellos e inoculaba con enfermedades para estudiar su evolución. Estas operaciones muchas veces se hacían sin anestesia.

Los horrores de la Segunda Guerra Mundial. La ciencia en su lado más oscuro

Si por algo se caracterizó este evento histórico, fue por los niveles de crueldad a los que fueron sometidos, miles de prisioneros en los campos de concentración nazis, entre los que destacan:

Para conocer los efectos del gas mostaza sobre el funcionamiento del cuerpo, exponían a los prisioneros a los mismos. Por supuesto, muchos murieron en las pruebas.

De igual manera, estaba el experimento de determinar el número exacto de golpes que podía soportar el cráneo, martillando la cabeza de niños, a quienes mantenían atados.

Otro experimento de la ciencia nazi, consistió en averiguar cómo tratar la hipotermia. Así, los nazis sumergían a los prisioneros, por más de tres horas, en agua congelada para evaluar su resistencia.

Peligros actuales de la ciencia

Debido a todas estas prácticas durante la Segunda Guerra Mundial, luego de los Juicios de Núremberg a algunos de los médicos involucrados en estas atrocidades, nació el Código de Núremberg, el primer código internacional de ética, para la investigación con seres humanos.

Si bien existe un constante llamado a la ética en los experimentos científicos, el factor humano hace imposible determinar las verdaderas intenciones que pueda tener una persona al iniciar una investigación científica.

Ahora bien, en el peor de los casos, una férrea regulación no garantiza que no se desarrollen en la clandestinidad algunas investigaciones que rocen los límites de lo que nuestra sociedad está dispuesta a tolerar.

Sin ir más lejos, y a pesar de los años, no dejan de salir a la luz casos que ponen en tela de juicio la ética de más de un científico, por ejemplo, en el año 2018 el científico chino He Jiankui, de la Universidad de Shenzhen, anunció que había alterado el ADN de unas gemelas para desarrollar una resistencia al virus del sida. Parece un gran logro, pero lo cierto es que la comunidad científica no aceptó la investigación en un caso de experimentación con seres humanos en fase embrionaria.

Y como este caso, se siguen sumando estudios y experimentos que podrían salirse de nuestro control. Quizás, la sed de conocimiento e investigación desmedida del ser humano pueda ser el principal motor de su propia debacle.

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