Los humanos nos extendemos por todo el planeta, al punto de que muy poco terreno que queda por explorar. Esto, nos lleva a creer que absolutamente todos vivimos en la misma página. Es decir, atados a la última tecnología, a las redes sociales e interconectados entre sí.
No obstante, la realidad es otra, aún existe un puñado de personas que no desean contacto alguno con la “civilización predominante”, prefieren seguir aisladas y conservar sus propias tradiciones.
Tribus aisladas o pueblos no contactados
Se trata de aquellos asentamientos humanos o pequeñas poblaciones indígenas, que se mantienen sin contacto con la sociedad moderna dominante. En este sentido, procuran que su contacto se limite a los miembros de sus propios grupos.
En consecuencia, se resisten a la interacción con instituciones gubernamentales, empresas, grupos religiosos, colonos o cualquier desconocido, al que en la mayoría de los casos tratarán con hostilidad como a un intruso.
Por lo general, estos grupos se ubican en áreas muy difíciles de acceder, pero al mismo tiempo ricas en recursos naturales que permiten su sustento. al respecto, según la ONG Survival International, existen alrededor de 100 tribus de este tipo en el mundo.
En cuanto a su distribución, señala que la gran mayoría se han localizado en Sudamérica, específicamente en la selva amazónica. También son destacables los asentamientos en bosques de África central, en Nueva Guinea y Papúa, así como otros lugares al rededor del mundo.
Con la poca información precisa disponible sobre estas tribus, no se puede tener datos exactos sobre el número de individuos que las componen, sus tradiciones, creencias e incluso el idioma que usan. Sin embargo, uno que otro intento de aproximación han dado cuenta que se trata de grupos nómadas, dedicados a la caza y la recolección.
¿Por qué se mantienen aislados?
Es importante destacar que este distanciamiento o aislamiento ha sido voluntario por parte de estas tribus, por lo menos en la mayor parte de los casos. Esto, por lo general, ha encontrado sus razones en las crueldades que sufrieron sus antepasados o tribus cercanas al entrar en contacto con los hombres “civilizados”. Pues esta interacción ha implicado para ellos, en numerosas ocasiones a lo largo de la historia el desarraigo y la inevitable desaparición.
Así las cosas, estos pueblos son herederos de sus tierras tras muchas generaciones, han desarrollado lenguas propias y sus costumbres se arraigan a los bosques y fauna de maneras ancestrales. De igual manera, saben aprovechar los recursos con respeto y empatía hacia la naturaleza.
¿Cuáles son esas tribus no contactadas?
Tal como lo señaláramos, estas tribus se ubican en selvas, bosques e islas de difícil acceso. En un intento por identificarlas, traemos un listado de las más destacadas; no obstante, es importante indicar que existen muchos avistamientos de tribus por confirmar.
Esta confirmación implica saber dónde se ubican y tener una idea de la cantidad de individuos que las conforman. Pero, no hay mayores registros de su desarrollo, actividades o interacción interna.
Mashco-piro
En el año 2012, durante una expedición para dar con yacimientos arqueológicos, se lograron capturas fotográficas de esta tribu, sin entrar en contacto con ella.
Lo poco que se conoce, es que viven desde hace muchas generaciones al sureste de la Amazonia peruana y se dividen en varios grupos de entre 20 y 50 integrantes. Estos pequeños grupos se desplazan por la selva, de acuerdo al cambio de estaciones. Se sabe que, además se alimentan de carnes de tapir, monos y ciervos que cazan, así como de pescados, plátanos, bayas y raíces.
Los Ayoreo-Ttoblegosode
Tribu nómada de cazadores-recolectores ubicada en el Chaco paraguayo. Actualmente, su territorio ha sido talado en buena parte, por su valiosa madera, por lo que se encuentran en gran peligro de desaparecer.
Los Jarawa
Se ubican en las Islas Andamán, se trata de recolectores cazadores y pescadores, que practican estas actividades con arcos y flechas en los arrecifes coralinos. Lamentablemente, su tierra se encuentra dividida en dos por una carretera construida por la administración de las islas.
Aunque siguen viviendo aislados, esta vía hace que exista un flujo constante de autobuses de colonos, cazadores furtivos y turistas, que los tratan como animales de safari.
Los Sentineleses
Se les considera como el pueblo más aislado del planeta. Se ubican en la isla Sentinel del Norte, en la India y nunca han logrado ser contactados. Se cree que han habitado la isla desde hace más de 60.000 años. En este sentido, se les señala como los descendientes de los primeros pueblos que salieron de África.
Según han informado otras tribus cercanas con las que sí se ha establecido contacto, su lengua difiere a la de ellos. Tampoco se sabe cómo se hacen llamar a sí mismos.
Todos los contactos que se han intentado hasta la fecha han resultado en tragedias para los exploradores. Por ello, para la protección de la tribu y de los curiosos, la administración del lugar se ha inclinado por una política de no intromisión y ha restringido el acercamiento a la isla.
Como un dato curioso, sobre esta hermética tribu, es que ni el tsunami de 2004 fue una posible puerta de entrada a la isla. Así, días después del catastrófico evento natural, en el que se creyó habían perecido los Sentineleses, fue enviado un helicóptero para que investigara las condiciones en las que habría quedado su refugio.
Para sorpresa de muchos, el helicóptero fue recibido con flechas y piedras, acto con el que quedó demostrado que había sobrevivientes y éstos no estaban dispuestos a tolerar ninguna intromisión.
Los korowai
Habitan en Papúa, Indonesia. Sólo se saben que viven en casas de madera construidas en árboles y se creía que eran caníbales, aunque de esta afirmación no se tiene ninguna prueba. Según sus creencias, no pueden cambiar sus costumbres o todo el mundo sería destruido por un gran terremoto.
¿A qué riesgos se enfrentan estas tribus al contactar la sociedad moderna?
El contacto con lo moderno, es todo un riesgo tanto para las tribus como para “el hombre blanco”. Por una parte, para los exploradores, existe el riesgo de muerte a manos de los miembros de las tribus, por considerarlos intrusos. Por otro lado, para las tribus, además del peligro de ser despojados de sus tierras y costumbres, los peligros van más allá.
Resulta que, debido a su aislamiento, estas personas no han generado anticuerpos ante enfermedades tan comunes para nosotros como el resfriado común o el sarampión, lo cual se traduce en grandes epidemias entre sus integrantes implicando incluso la muerte de la mayoría de ellos.