¿Qué es el reloj biológico?

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reloj biologico

Es frecuente la frase “escucha tu reloj biológico”. Esta expresión no resulta descabellada ya que efectivamente el ser vivo se conforma internamente de una serie de funciones que lo orientan temporalmente, esto es, el ritmo de vida.

Así, por ejemplo, este reloj biológico te avisa mediante el hambre que es el momento de alimentarse o mediante el sueño que ya es de noche. Obviamente no es un sistema de horas y minutos, pero es esencial en el organismo para alertarnos sobre las necesidades básicas que requiere el cuerpo para funcionar.

¿Cómo funciona el reloj biológico?

De manera general, se puede señalar que la operatividad del reloj biológico se relaciona con las funciones innatas del organismo, pero a su vez se, encuentra en sintonía con las revoluciones de la tierra.

Es decir, por una parte tenemos que gracias a las moléculas y a diversas funciones de distintos órganos o mecanismos internos, el reloj biológico se encarga de ordenar los distintos ciclos de las necesidades o actividades biológicas tales como: el funcionamiento del cerebro, del corazón, el comportamiento, las secreciones glandulares, niveles hormonales o temperatura corporal.

Por otra parte, algunos de los elementos de la naturaleza pueden sincronizar el reloj biológico del cuerpo humano. Así, es interesante destacar que el elemento luz tiene una influencia fundamental en el funcionamiento molecular de los relojes biológicos, pues se encarga de activar o desactivar los genes que controlan esa estructura molecular.

El ciclo circadiano

Unos reconocidos estudiosos sobre el reloj biológico y los ritmos circadianos, han obtenido el premio nobel por su descubrimiento de cómo funciona este reloj y los mecanismos moleculares que controlan los aludidos ritmos. Ellos son, Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young, quienes en los años ochenta y noventa experimentaron con moscas del vinagre hasta dar con un gen que parecía estar asociado a los ritmos circadianos.

¿Qué son los ritmos circadianos?

Los ritmos circadianos constituyen variantes en la función rítmica fisiológica en ciertos intervalos de tiempo, generalmente relacionados con las regulaciones de temperatura o del sistema metabólico. En tal sentido, se producen cambios mentales, físicos e incluso en el comportamiento en virtud de los ritmos circadianos. Estos cambios incluso tienen su propia rama de estudio conocida como cronobiología.

En el caso de las plantas y animales, es común que los cambios de estas variables biológicas se relacionen con las variantes ambientales. Sin embargo, existen indicadores ambientales que influyen igualmente en el ser humano como es el caso de la luz, lo que influye sobre la generación del sueño de noche y el estar despierto de día.

Es importante señalar que el reloj biológico no es lo mismo que los ritmos circadianos, no obstante, el primero puede producir ritmos circadianos e incluso puede regular su programación, tal es su influencia que, si los relojes biológicos funcionan lentos o rápidos, se generan ritmos circadianos alterados o anormales.

¿Cómo afecta la vida este ritmo?

El ritmo circadiano se vincula con gran parte del funcionamiento del organismo tales como el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño, el ritmo cardiaco, la presión arterial, la temperatura corporal y el metabolismo.

Así, en caso de que su actividad se realice de manera anormal, se inician una serie de afecciones médicas de nivel crónico, tales como depresión, somnolencia, diabetes, trastorno bipolar, problemas tiroideos, perturbaciones de orden emocional.

¿Dónde se ubica el reloj biológico en los seres vivos?

Las variantes biológicas, propias del reloj biológico, constituyen un funcionamiento usual en todos los seres vivos, incluyendo plantas o animales. Ahora bien, en vista de que afecta gran parte de las actividades biológicas del cuerpo, puede decir que en realidad existen relojes biológicos en prácticamente cada tejido u órgano de un ser vivo. 

Desde el nivel científico, se ha demostrado que las células de los distintos tejidos del cuerpo hacen uso de su propio reloj biológico y que regularizan las actividades biológicas. Es decir, se trata de una sincronización perfecta del organismo aún cuando mantienen cierta autonomía.

¿Se puede alterar el reloj biológico?

El reloj biológico puede ser objeto de múltiples alteraciones, un ejemplo muy clásico que origina cambios en su regularidad está referido al mecanismo natural de luz oscuridad, especialmente cuando se hacen cambios bruscos de horarios, tal como ocurre cuando viajamos de un país a otro, con zonas horarias totalmente contrarias. En tal sentido, este ciclo puede reiniciar, acelerar o desacelerar el reloj biológico.

Otro elemento que produce modificaciones en el reloj biológico está relacionado con la alimentación. Es común que por razones laborales cambiemos el horario de las principales comidas, generalmente del almuerzo, lo que sin duda afecta el mecanismo biológico, obligándolo a adaptarse a una rutina distinta.

Las consecuencias negativas de alterar el reloj biológico

Similar a como ocurre con los ritmos circadianos, la alteración del reloj biológico también puede afectar el funcionamiento normal del cuerpo humano. En este se puede generar un desequilibrio que puede llegar a ser fatal, lo cual en general se produce por la alteración en el crecimiento y división de las células.

Ello ocurre usualmente cuando modificamos el horario regular de las comidas o del sueño, experimentándose con ello cambios que a veces pueden ser perjudiciales para la salud.

Las consecuencias de estos cambios culminan generalmente en trastornos alimenticios, metabólicos, enfermedades neurodegenerativas, fatigas crónicas, trastornos depresivos, afecciones del sueño e incluso con enfermedades graves como cáncer, tensión arterial, problemas del corazón, complicaciones tiroideas, diabetes, entre otras.

¿Cómo regularizar el reloj biológico?

La recomendación para regularizar el reloj biológico o mantenerlo en normal funcionamiento es sencilla: escucha tu reloj biológico. En tal sentido, hay que mantener la rutina diaria al menos en las necesidades que el cuerpo te exige para mantenerse sano. Así, una alimentación adecuada y a tiempo, el descanso en la noche y el ejercicio físico durante la semana puede ayudar a mantener el buen funcionamiento del reloj central.

Sin embargo, existen investigaciones que señalan que una rutina saludable no solo implica comer, dormir y ejercitarse, sino que incluye además el tiempo que le dedicamos a esas actividades.

Por ejemplo, dormir las ocho horas no es una regla necesariamente igual para todas las personas, pero en promedio es un tiempo aconsejable. Por ello, cada quien es responsable de conocerse y ajustar sus rutinas para evitar complicaciones en la salud.

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