Conoce las maravillas (y misterios) del esqueleto humano

¿Cuántos huesos tiene el ser humano?

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esqueleto humano

No nos cansaremos de frases como “el cuerpo es una máquina perfecta” o “la naturaleza es sabia”, simplemente porque son afirmaciones que encierran mucha verdad.

Al pensar en nuestro cuerpo, nos damos cuenta que la más diminuta estructura que lo compone tiene una función. Imaginemos entonces la gran importancia que tiene nuestro sistema óseo, que para iniciar nos brinda soporte y protección. Por todo esto, conozcamos un poco más del esqueleto humano.

Más que simple estructura 

A primera vista, el esqueleto conformado por 206 huesos (en adultos) nos da soporte y nos permite movernos, pues estamos conscientes que sin los huesos seríamos una extraña masa de músculos y piel. Pero, la realidad es que el sistema óseo nos brinda mucho más. Así, nos encontramos con huesos cuya principal razón de ser es proteger los órganos vitales más delicados, tales como el cerebro, corazón y pulmones.

Por otra parte, un grupo de ellos produce millones de glóbulos rojos por segundo.

¿Cómo ha evolucionado nuestra estructura ósea?

Ahora bien, el esqueleto humano tal como lo conocemos hoy no se dio de un día para otro. Por el contrario, se ha visto influenciado por años de evolución, adaptándose a las necesidades de nuestra especie.

De hecho, con la ayuda de los avances tecnológicos los expertos del mundo han podido realizar estudios más detallados, para lograr entender como ha sido el camino evolutivo de nuestros huesos.

Los investigadores han descubierto que nuestra actual configuración ósea es realmente reciente, comparado con el tiempo en que se estima la aparición de los primeros homínidos. De esta manera, han determinado que hace apenas 12.000 años nuestros huesos alcanzaron la ligereza actual, que combinada con otras características nos distanciaron de nuestros primos, los chimpancés.

Hallazgos recientes

Uno de los hallazgos más recientes y que han causado un impacto en la comunidad científica, es que nuestros ancestros contaban con una densidad ósea bastante alta y similar a la de sus parientes primates más cercanos. Esto se mantuvo así durante millones de años. No obstante, en algún punto esta densidad disminuyó en los humanos, principalmente en sus articulaciones inferiores. Se señala como una posible causa de esta variación, el cambio de una vida nómada a una sedentaria con la entrada en juego de la agricultura.

Aunado a lo anterior, nos hemos vuelto más pequeños, estrechos y ligeros que nuestros antepasados, todo lo cual favorece, nuestra postura, equilibrio y adaptación a las necesidades actuales de nuestro cuerpo.

En este sentido, se han dividido en cuatro grandes etapas la evolución del esqueleto humano que nos permitieron llegar al presente.

La primera etapa sería la del ardipitecos, que era arborícola y bípedo (andaba en sus extremidades inferiores) aunque no todo el tiempo. La segunda etapa, la de los australopitecos, bípedo, pero conservaba capacidades arbóreas. La tercera etapa, la del Homo erectus, cuyas características destacables eran su altura, anchura, robustez y su movimiento era básicamente terrestre. Finalmente, la etapa del humano moderno alto, estrecho y de esqueleto ligero.

La explicación de la disminución del tamaño y densidad de nuestra estructura ósea puede ser que, con pasar del tiempo, el esqueleto no representaba un factor decisivo para la sobrevivencia, tal como lo era para nuestros antepasados.

El esqueleto del humano actual

En primer lugar, es de destacar que el esqueleto es una estructura conformada por más que huesos. Así un adulto tiene 206 huesos, más 32 dientes que también son huesos. Además, se deben contar los ligamentos, esenciales para que las articulaciones funcionen correctamente. También cuentan los cartílagos, ubicados entre las vértebras, laringe y nariz.

Como lo indicáramos antes existen huesos que se desarrollaron para proteger los órganos vitales. Así el cráneo protege el encéfalo, al tiempo que le proporciona estructura y forma al rostro. Por su parte, la caja torácica rodea el corazón y pulmones. Mientras, la columna vertebral le da soporte y protección a la médula espinal.

Entre las características propias de los humanos, nuestros pies han desarrollado talones alargados. Esto nos ayuda a soportar el peso completo del cuerpo y más, trabajo en el que ayudan nuestras caderas más anchas que la de otras especies con las que nos relacionamos.

De igual manera, vale destacar que nuestra columna vertebral se curva hacia delante en la región baja y hacia atrás en la región alta. Con esto, ejercemos menor esfuerzo muscular al ponernos de pie y caminar erguidos.

¿La cultura influye en nuestra estructura?

Sabemos que todos estos cambios se han dado a lo largo de millones de años, con la finalidad de adaptarnos a nuestro entorno para nuestra supervivencia. Pero, también es cierto que determinados factores culturales podrían estar generando cambios en la estructura de los humanos.

Elementos como la nutrición, mayor acceso a servicios públicos y médicos e higiene, podrían ser factores que estén favoreciendo el crecimiento promedio de las poblaciones. Mientras que otro grupo, puede ver la aparición de otras características en sus estructuras óseas debido a guerras o enfermedades.

En este mismo sentido, los hábitos alimenticios de un grupo cultural, puede terminar generando problemas de obesidad, enfermedad que tiene un alto impacto en el sistema óseo. Todos estos aspectos podrían estar modificando de una forma acelerada nuestros cuerpos y los de nuestra descendencia.

Curiosidades y maravillas del esqueleto humano

Conocer nuestro esqueleto no sólo implica saber cuántos huesos posee, sino saber aquellas cosas que lo hacen impresionante.

Veamos algunos datos curiosos.

Bebés y huesos

Los bebés poseen alrededor de 300 huesos. Al nacer tenemos más huesos, ello facilita la salida del canal de parto, pero, con el pasar de los meses y años estos huesos se fusionan y se reducirán a los 206 que tenemos los adultos.

En la misma onda de los recién nacidos, resulta que los huesos del cráneo de éstos todavía no están completamente formados al llegar al mundo, el cráneo se cerrará con el paso de los días.

Jirafas y humanos

Además de ser mamíferos, no creeríamos que coincidiéramos en algo más con estos simpáticos animales. No obstante, lo cierto es que ambos tenemos siete vértebras cervicales. La diferencia evidente no es el número sino el espacio entre cada vertebra, el cual para las jirafas es un tanto más amplio que para nosotros.

¿Huesos para oír?

Por extraño que parezca, es cierto. Existen seis pequeños huesos en los oídos (los más pequeños del cuerpo), cuya función es transmitir el movimiento del tímpano al oído interno, proceso indispensable para la audición.

No tan ligeros como plumas

Aunque son más ligeros que los de nuestros antepasados, todos nuestros huesos representan aproximadamente el 15% de nuestro peso total.

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