La verdad sobre el guardián del cuerpo de Cristo: ¿Quién fue José de Arimatea?

El custodio del Santo Grial

0
quien fue jose de arimatea

Los relatos bíblicos están llenos de personajes emblemáticos que dan sentido a toda la historia de Jesús de Nazaret. No obstante, muy pocos tienen un papel tan preciso y destacado que llevara a los cuatro evangelistas a coincidir en sus narraciones, tal es el caso de José de Arimatea.

¿Saben algo de él?, ante esta duda, a continuación, conoceremos quien fue y porqué es el santo patrono de los sepultureros y embalsamadores.

José de Arimatea según la Biblia

La primera mención de José de Arimatea, la encontramos en la Biblia, extrañamente en los cuatro Evangelios Canónicos que coinciden en contar su intervención en la Pasión y Muerte de Cristo. En este sentido, se le identifica como un hombre rico, con un importante puesto en el Consejo Administrativo Central Judío o Tribunal Supremo, conocido como Sanedrín y un discípulo oculto de Jesús.

Sobre su apego a las ideas de Jesús y el mantener en secreto las mismas, es de destacar que, como hombre influyente de Jerusalén, temía ser reconocido como su discípulo y perder su posición privilegiada.

Pese a su puesto y posición importante, José de Arimatea, también es descrito como una persona honesta, buena y correcta, quien no estuvo de acuerdo con el actuar y la decisión del Sanedrín en condenar a Jesús y probablemente no se hallaba presente cuando dictaron sentencia.

El relato según San Juan

Su gran intervención, es descrita por todos los evangelios, pero el Evangelio de Juan es el más detallado. De esta forma, narra que una vez Jesús murió en la cruz, José de Arimatea, tomó el valor para pedir su cuerpo a Poncio Pilatos y así darle una digna sepultura.

Concedida la petición, probablemente por su cargo en el consejo, fue a la cruz y bajó el cuerpo de Jesús. Después lo preparó, junto con Nicodemo, otro discípulo secreto también influyente, quien aportó especias para arreglar el cadáver según las costumbres judías. Así, lo envolvieron en sábanas de lino fino y José, usando su propio sepulcro, recién excavado y nuevo depositó el cuerpo de su maestro. De esta manera, se daba cumplimiento a la profecía que señalaba que el Mesías, sería sepultado entre hombres ricos.

La Biblia no vuelve a nombrar a este personaje por lo que se desconoce cuál fue su destino. Sin embargo, queda muy presente que en el momento más difícil, decidió armarse de valor para pedir el cuerpo de Jesús y usar su propio sepulcro para él. Con lo cual dio inequívoca muestra de que su fe en el reino de los cielos y las enseñanzas de Jesús sólo se incrementaba.

José de Arimatea y su encuentro con Jesús resucitado

Sin conocerse realmente el final de la historia de José de Arimatea, es natural que con el paso del tiempo surgieran relatos que trataran de explicar qué había sido de este hombre, especialmente después de semejante acto de generosidad por un condenado a muerte. Fue así que cerca del siglo IV nacieron leyendas, sin ningún tipo de asidero histórico o bíblico, alrededor de su figura.

Ejemplo de lo anterior, es un texto apócrifo datado aproximadamente en el siglo V y al que se denomina “Actas de Pilato” o “Evangelio de Nicodemo”. Según este texto, los judíos censuraron la actuación afable de José y Nicodemo hacia Jesús, lo que trajo como consecuencia que José fuera enviado a prisión. Sin embargo, habría sido milagrosamente liberado por Jesús resucitado y llevado de vuelta a su natal Arimatea.

Su relación con el Santo Grial

Si en algún momento hemos leído o escuchado algunas de las leyendas que rodean el Santo Grial, seguramente habremos visto el nombre de José de Arimatea relacionado al mismo. Según estas leyendas, el seguidor de Jesús recogió la sangre de Cristo en la copa de la Última Cena, directamente del lugar de su crucifixión.

Algunos evangelios apócrifos relatan que la sangre y agua de Cristo las obtuvo en el propio sepulcro, o cuando Jesús resucitado se presentó ante él. La conexión entre este personaje y el grial la explican estos textos al afirmar que el lugar donde se llevó a cabo la última cena, era propiedad de José de Arimatea.

Como haya sido, los relatos continúan con el encarcelamiento de José tras la resurrección de Jesús. En este sentido, se le acusaba de haber robado el cuerpo de Jesús del sepulcro del que era dueño. Por ello, fue encerrado en una torre, donde Cristo resucitado le reveló el Misterio del Santo Grial, del cual sería el custodio, así como quienes él designara después. Dicho lo anterior, lo liberó de la prisión.

Una vez libre, y ante la persecución de los judíos en Jerusalén, decidió embarcarse acompañado de un grupo de cristianos, en uno de sus barcos rumbo a Francia. En este orden de ideas, serían sus acompañantes: María Magdalena, Marta, María Salomé, María Jacobé  y Lázaro. Quienes, se convertirían en los primeros evangelizadores del área.

Se narra que, para el año 63 José de Arimatea llegó a las islas Británicas, específicamente a la ciudad de Glastonbury, sitio donde fundaría la primera iglesia británica, en honor a la Virgen María. Este sería el lugar donde, según las leyendas medievales, ocultó el Santo Grial.

Veneración a José de Arimatea

Según las iglesias Católica Romana y Ortodoxa Oriental, José de Arimatea es venerado como santo. En tal virtud, su fiesta se encuentra marcada en el Santoral Romano, junto con Nicodemo, el 31 de agosto, aunque en un principio se había fijado el 17 de marzo.

Por su parte, la iglesia Ortodoxa Oriental lo celebra el Tercer Domingo de Pascua y las iglesias luteranas el 31 de julio.

Otros datos curiosos de José de Arimatea

Algunos textos apócrifos dan cuenta del parentesco entre José de Arimatea y Jesús, por lo que no sería un simple discípulo y podría explicar sus atenciones para con él. Según éstos, José de Arimatea era hermano de Joaquín, el padre de la Virgen María. De ser así, esto lo haría tío-abuelo de Jesús, y a decir de los relatos se habría convertido en tutor de Jesús tras la muerte de José, el esposo de María.

Un último dato de este curioso personaje bíblico, es que ha sido considerado el patrono de embalsamadores y sepultureros. Ello, como un franco reconocimiento a la labor de cuidado y preparación del cuerpo del Hijo de Dios.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Introduzca su Nombre