Es probable que en algún momento nos hayamos preguntado si el fin de nuestros días como especie estarán cerca de terminar. Especialmente, si consideramos que los últimos años han sido bastante agitados.
Para ayudarnos a esclarecer esta interrogante, numerosos científicos especializados en diversas materias han realizado sus estimaciones y algunas no son muy alentadoras. A continuación, haremos un breve recorrido por algunas de las teorías más relevantes sobre las posibles causas que podrían extinguir nuestra especie.
¿El fin de la humanidad o el fin del mundo?
Lo primero en lo que nos detendremos es en diferenciar estos escenarios. Así pues, el fin de la humanidad implicaría que nuestra especie, el homo sapiens, tal como la conocemos desaparecería o se vería tan mermada su capacidad de sobrevivencia que eventualmente pereceríamos a causa de algún evento de gran envergadura. Sin embargo, el planeta se mantendría, los ecosistemas se adaptarían y probablemente otra especie tome nuestro lugar dominante.
Otra historia es que ocurra una catástrofe planetaria, que no solamente afecte a los humanos sino que cause tal daño, que la vida en el planeta sea insostenible para cualquier especie.
El fin de la humanidad por causas humanas
Debemos aceptar que nuestra amenaza más próxima, tanto en tiempo como en letalidad somos nosotros mismos. Sí, el ser humano ha procurado tanto mejorar su calidad de vida y en algunos casos mantener su dominio frente a otros seres, que ha usado y abusado de los recursos y esto nos está pasando factura.
Cambio climático
Puede parecer algo de moda o que lo dicen unos cuantos alarmistas, pero el cambio climático es una realidad y podría ser el causante de nuestra extinción. Desde hace ya varios años los expertos han advertido sus catastróficas consecuencias.
Este fenómeno conllevaría a un incremento en las temperaturas del planeta. Lo que traería como consecuencias sequías e incendios, aunado a un calor prácticamente intolerable para los humanos. Estas condiciones provocarían el desplazamiento de miles de personas a zonas más altas.
Por otra parte, durante el período de lluvias, éstas serían más concentradas y de mayor envergadura, causando grandes inundaciones.
Los escenarios antes descritos, se traducen en pérdida de espacios vitales y de tierras fértiles con lo que se desencadenaría otro gran inconveniente: la escasez de recursos. Este elemento sin dudas llevaría las tensiones sociales a un pico nunca antes visto, lo que traería el inicio de conflictos armados por la obtención de recursos.
Sumado a todo lo anterior, la destrucción de la biodiversidad y la pérdida de tierra nos acerca cada vez más al hábitat de animales salvajes o exóticos, haciéndonos convivir con sus enfermedades, lo cual como ya sabemos de sobra, puede convertirse en el origen de nuevas enfermedades infecciosas con las que se deberá luchar, en un mundo ya bastante colapsado.
¿Cuál es la fecha límite?
De hecho, ya hay estudios que demuestran una relación directa entre el cambio climático y el inicio o incremento de importantes estallidos sociales, como el caso de la Primavera Árabe. Y sin ánimos de ser pesimistas, un estudio del The Breakthrough National Center for Climate Restoration, estableció como fecha aproximada para el fin de la humanidad el año 2050.
¿Más cerca de lo que esperaban? Pues sí, este informe señala que los próximos 30 años estarán marcados por un aumento en las temperaturas y para evitarlo es urgente establecer sociedades de cero emisiones.
Guerra nuclear
Con un mundo en eterno conflicto por diversas razones, imaginemos que la falta de recursos sólo empeorará las relaciones entre algunas potencias. Y aún si las consecuencias del cambio climático pudieran mitigarse, existen grandes motivaciones para iniciar una guerra.
Señales como, el retiro de Estados Unidos del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio en 2018, las constantes amenazas nucleares de Corea del Norte y Rusia desarrollando programas de modernización nuclear, sin dudas pueden encender las alarmas.
Ante este posible panorama, los Investigadores de la Universidad de Princeton han llevado a cabo simulaciones de una eventual y devastadora guerra nuclear. Para ello, han echado mano de datos realistas de los países que estarían involucrados y como era de esperar los resultados son terribles. Los expertos estiman que en sólo unas horas morirían más de 30 millones de personas y podrían contarse alrededor de 60 millones de heridos.
Lo anterior sólo refleja el daño inmediato, los números son aún más desgarradores si se suman las víctimas por los efectos negativos de la energía nuclear. Además, estos impactos no sólo los sufriríamos los seres humanos, sino que la biodiversidad a nuestro alrededor también sufriría las consecuencias.
Mal manejo de la inteligencia artificial
Lo que hoy consideramos una útil herramienta, podría convertirse en el causante del fin de nuestros días. Actualmente es muy impredecible saber cómo evolucionará esta inteligencia, por ello es de suma importancia que los expertos dedicados a esta rama cuenten con sólidos esquemas éticos. Esta es la única manera de asegurar que en el afán de salvar a la humanidad o mejorar sus posibilidades, se termine con el ecosistema. Esto podría ocurrir, si no se establecen los parámetros adecuados para guiar a esa inteligencia artificial, por ejemplo.
En ese orden de ideas, de igual forma encontramos la búsqueda del ser humano por mejorar sus capacidades con la implantación de tecnología. Tal vez, en la medida en que esto siga evolucionando, el ser humano termine desapareciendo, pero no por alguna tragedia sino porque ha conseguido su camino evolutivo gracias al uso de la tecnología.
La idea de humanos mejorados a través de la tecnología es cada vez más palpable y podría ser incluso el camino a la inmortalidad, siempre que nuestro planeta se mantenga en condiciones para albergarnos.
Otras posibles causas para el fin de la especie humana
Hasta ahora, muchos se sorprenderán que no hayamos mencionado supernovas, la muerte del sol, la caída de un asteroide o la erupción de un supervolcán. La razón es muy sencilla: estos eventos, que han sido objeto de investigaciones, estudios computarizados para predecirlos e incluso se han elaborado proyectos para erradicar los riesgos o minimizarlos, en realidad son muy poco probables que ocurran. Por lo menos, no en corto o mediano plazo; de hecho, algunos de estos fenómenos no se prevén antes de cientos de miles o incluso millones de años en el futuro.
De manera que, nos guste o no, las probabilidades indican que de aquí a que alguno de estos fenómenos ocurra, la humanidad ya contará con varios millones de años de extinción. Tan es así, que los biólogos apuntan que es una cuestión de evolución.
Así lo indican estudios que han evidenciado que el esperma de los hombres ha descendido un 59%, mientras que el conteo espermático disminuyó un 52,4% en los últimos años. Estos datos, podrían significar una infertilidad masiva provocando la progresiva reducción de la población.
Lo anterior, sumado a la degradación del hábitat, la disminución de los recursos y de la diversidad genética, son señales del camino final de la especie. Esto conlleva a calcular que para el año 2100, si no ha ocurrido otro fenómeno de gran escala, la población podría ser muy inferior a la actual trayendo un colapso de la civilización.