¿Te has preguntado cuál fue la apariencia de Jesús?

¿Podremos conocer cómo fue el rostro de Jesús?

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el rostro de Jesús

Si algo caracteriza al ser humano, es su constante búsqueda de la verdad o explicación real de cualquier fenómeno. Muchas veces, su perseverancia es recompensada con respuestas claras y concisas, pero en otras oportunidades, hay que conformarse con especulaciones y probabilidades.

Uno de esos asuntos sobre los cuales siempre existirá un gran velo de duda y misterio es la interrogante sobre la apariencia física de Jesús, el Hijo de Dios.

La imagen tradicional de Jesús de Nazaret

Si por un minuto pensamos en la imagen de Jesús de Nazaret, seguramente vendrá a nuestra mente un hombre delgado, alto, de piel blanca, cabello largo de color castaño claro, unos ojos claros (azules o verdes) y barba. Esa es la imagen que nos ha proporcionado la iglesia y el arte, principalmente. Pero, siendo realistas, ¿alguien oriundo de esas latitudes lucía de esa manera en los tiempos en los que Jesús caminó entre nosotros en Oriente Medio?

Actualmente, resulta difícil imaginar a una persona con esa apariencia en aquellos tiempos, en ese punto geográfico. Es decir, de haber sido esa la apariencia de Jesús habría resultado alguien sumamente llamativo. No obstante, como veremos más adelante, nada se señala al respecto.

Entonces, ¿de dónde viene esta imagen tradicional y tan aceptada de Jesús? Sencillamente del imaginario de los artistas de épocas remotas. Para comprender mejor el porqué de estos rasgos, debemos ubicarnos en los orígenes de nuestra era, o sea hacia el siglo I d.C.

En aquel entonces, los artistas (pintores, escultores, etc.) tenían modelos muy fijados de dioses paganos, a quienes se les atribuían características diferenciadoras del resto de los mortales. Estos rasgos eran cabellos largos, barbas prominentes y tallas envidiables.

A los fines de exaltar lo divino en la persona de Jesús, los expertos creen que los artistas tomaron esos rasgos tan familiares de los dioses paganos y los plasmaron en la imagen de Jesús.

Así, con el pasar de los años, esa imagen se fue uniformando, de manera que, cualquier fiel cristiano podía identificar fácilmente a su líder espiritual. 

Lo que nos dice la Biblia sobre la imagen del hijo de Dios

Sin dudas, para quien decida indagar sobre este particular, lo lógico sería acudir al contenido mismo de la Biblia, pues, es a través de ella que se describen las actuaciones y enseñanzas del Maestro. Sin embargo, al tratar de localizar alguna descripción física de Jesús simplemente no la hallamos, por lo menos no de forma clara.

En este sentido, los relatos bíblicos resultan muy vagos, pudiéndose detectar sólo algunas referencias leves sobre el aspecto de Jesús. Así las cosas, podemos encontrar que se le describe como un hombre ordinario, que se mezclaba entre las multitudes. Es decir, se describe al Hijo de Dios, como un hombre sin majestad o belleza que lo hiciera deseable. Asimismo, llama la atención que ninguno de los evangelistas diera detalles sobre el aspecto del mesías.

De lo anterior no podemos obtener mayores pistas, más que referencias a un hombre común de la época y lugar. Es por ello que la apariencia caucásica, esbelta y alta que observamos en los templos no concuerda con la realidad.

Lo que nos muestra la historia

Como consecuencia de lo anterior, entran en el juego de esta investigación los historiadores y arqueólogos. Nadie mejor que ellos, para ayudarnos a descifrar cómo eran los hombres judíos de la época de Jesús en Medio Oriente.

El Santo Sudario de Turín y el rostro de Jesús

El Santo Sudario, se trata de un lienzo de lino que supuestamente habría cubierto el cuerpo de Jesús luego de su muerte en la cruz, el cual obtuvo una impresión perfecta de su fisionomía.

Los estudios realizados a esta pieza, han revelado que, en efecto, ese lienzo cubrió el cuerpo de un hombre crucificado, con evidentes traumas de flagelaciones. Así, muestra la forma de una persona delgada, de un metro ochenta de alto aproximadamente, de cabello largo, ojos grandes y nariz fina, mostrando semejanzas con la apariencia tradicional de Jesús.

Ahora bien, la veracidad de este ícono es todavía objeto de controversia.

Representaciones computarizadas

A principios del nuevo milenio, con ayuda de la tecnología y los conocimientos antropológicos de un grupo de expertos, se realizó la reconstrucción digital de un cráneo perteneciente a un judío que vivió en el tiempo de Cristo. Con esta reconstrucción, se buscaba conocer el aspecto real de un hombre judío ordinario que hubiese vivido en la misma época de Jesús y en la misma ubicación geográfica.

De este modo, se determinaron como características propias de un judío de la época, las siguientes: altura promedio de 1,60 mts., un peso cercano a los 50 kg., cabello rizado, ojos oscuros y, por supuesto, piel morena. Con estos rasgos, lejos quedaba la imagen típica que se le ha dado a Jesús.

Por el contrario, se trataría de un hombre de una contextura más bien robusta, moreno y cabello corto. Esta nueva y tal vez más cercana figura, trajo consigo muchas críticas pues se trata de la reconstrucción del cráneo de un hombre sin relación alguna con el mesías, pero ciertamente, sirve como una referencia.

Las investigaciones más recientes

Más recientemente, la historiadora Joan Taylor, del King’s College de Londres, realizó una investigación de pinturas y reliquias antiguas, así como algunas referencias bíblicas. Sus estudios, le permiten afirmar que debemos distinguir entre el Jesús histórico y el Jesús religioso.

Es decir, para esta investigadora es evidente que Jesús debía tener los rasgos propios de los habitantes de Jerusalén en el siglo I d.C de clase baja o media. No obstante, es importante tener en cuenta que, al ser representado de forma artística, así como, las referencias religiosas que de él se hagan, buscan exaltar sus rasgos divinos, por lo que no se apegarán a la apariencia real que éste pudo tener.

Una vez aclarado lo anterior, la evidencia establece que Jesús era moreno, de una estatura que no superaría el 1,65 mts. Además, mantendría el cabello y las barbas cortas, siendo de color oscuro.

La historiadora, incluso se aventura a exponer que pudiera haberse omitido la descripción de Jesús con toda intención, pues no resultaba particularmente atractivo.

¿Podremos conocer la apariencia de Jesús?

En definitiva, contar con una descripción fidedigna del Hijo de Dios es materialmente imposible. A pesar de los avances tecnológicos, no se pueden obtener resultados definitivos.

Aun así, el propósito de estas investigaciones es tratar de acercarnos un poco a la realidad, sin que ello implique dejar de lado las tradiciones cristianas.

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