Si algo tenemos seguro en la vida, es que ésta llegará a su final, aunque muchos esperamos que este fin llegue al pasar muchos años, sin sufrimiento y rodeados de seres queridos.
No obstante, la muerte puede llegar de sorpresa y de la manera menos esperada. Sin embargo, algunas personas, por falta de sentido común, ironías de la vida o mala suerte han tenido muertes que pueden tildarse de estúpidas. Aquí te presentamos los peores casos.
Malas decisiones para morir o muertes estúpidas
Se suele decir que el sentido común es el menos común de los sentidos, y muchas veces podemos tener noticias de personas a las que este dicho los describe a la perfección. Especialmente, porque ponen en riesgo sus vidas por razones realmente superficiales o carentes de propósito, para cualquier persona con un mínimo de raciocinio. Lamentablemente para algunos de ellos, sus malas decisiones han terminado por causarles la muerte.
A continuación, presentamos un listado de las muertes más absurdas de las que se ha tenido noticias a lo largo de la historia.
Fumar para pasar el susto
La gasolina y el fuego no se llevan bien, obviamente esto lo sabemos todos o casi todos. En el año 2012, un hombre bebió gasolina por error al confundir el líquido con alcohol. Sí, lo sabemos, ya con este inicio el asunto no va bien. Para comenzar, el olor característico de estos líquidos no es fácil de confundir.
No obstante, este caballero logró escupir el combustible a tiempo. El verdadero problema fue que, para pasar el tremendo susto, decidió nada más y nada menos que encender un cigarrillo. Los resultados quedan claros.
Mala jugada de la memoria
En esta lista algunos nombres les serán familiares y aquí va el primero: Jack Daniel, sí el de uno de los whiskeys más conocidos del mundo. Pues al fundador de la destilería que hoy lleva su nombre, la memoria lo traicionó. Y ¿qué tiene ello de trágico? Simple, luego de perder la paciencia por no poder recordar la combinación de su caja fuerte, le propinó una patada a la misma. Esto ocasionó que se fracturara el dedo gordo del pie, herida que desencadenó una terrible infección que le costó la vida en el año 1911.
La barba de la muerte
Hans Steininger, fue conocido por su prominente barba, la cual alcanzaba la longitud de casi un metro y medio. Normalmente, Hans llevaba su barba cuidadosamente enrollada. Pero, una noche se desató un gran incendio en la ciudad, y para desgracia de este elegante señor, entre la urgencia no recogió apropiadamente su larga barba.
¡No! No se quemó la barba, pero ante el apuro por huir del fuego, pisó la barba y cayó, lo cual bastó para romperse el cuello.
Pasión profesional
Nada mejor que ejercer aquello que nos apasione; tristemente para Clement Vallandigham un importante político y abogado estadounidense del siglo XIX, esto no terminó bien.
Durante un juicio, el hombre al que defendía alegaba que el crimen del que lo acusaban había sido un terrible accidente. Según él, la víctima se había disparado a sí misma cuando intentó tomar la pistola.
Al recrear la escena, el abogado creyó tomar una pistola descargada. Con la muy mala suerte de que el arma sí estaba cargada y además se enganchó en la ropa del letrado. Así, Vallandigham recibió una bala en el estómago y murió al día siguiente.
Aunque no fue en vano, este incidente logró demostrar la versión de su defensa ante los ojos del mismísimo juez, con lo cual su defendido fue absuelto.
Esquilo y la tortuga voladora
Esquilo, un dramaturgo de origen griego, había sido avisado por el oráculo sobre su muerte a causa de un derrumbe. Para evitar este destino, el hombre se fue a vivir al campo, pero cuando estamos en la lista de la parca no se puede huir.
Su vida terminó cuando una tortuga lanzada por un ave, le golpeó la cabeza. Algunos creen que esto no es cierto, pero se ha popularizado tanto esta versión de su muerte que se ha dado por cierta.
Isadora Duncan
Fue una famosa, hermosa y muy talentosa bailarina estadounidense, pero también muy desafortunada. Como todo un ícono de la moda, llevaba con gran orgullo una bufanda o pashmina, que se enredó en la rueda del auto que conducía, estrangulándola a sus 50 años.
Muerte por seguidores
En la era de las redes sociales, los retos virales son todo un acontecimiento. Pero algunos han terminado terriblemente mal para quienes lo intentan. Ejemplo de ello, fue el reto del preservativo, durante el cual los influencers colocaban un condón de látex en la cabeza. Así, Gary Ashbrook, un hombre inglés de 31 años, falleció por asfixia a causa de participar en este reto que, sin duda alguna, puede calificarse entre el top de muertes estúpidas.
Todo por una selfie
Hablando de redes sociales y estupidez, concepto que muchas veces van de la mano, no podemos pasar por alto algunas muertes por querer tener una autofoto espectacular. Con el firme propósito de lograr una selfie perfecta y única, han sido muchas las personas que se exponen a grandes peligros. Para algunos de estos atrevidos, los resultados no han sido majestuosos precisamente. Acá traemos algunos ejemplos.
Selfie electrizante
Anna Ursu, una joven de apenas 18 años decidió subir al techo de un tren para tomar una selfie desde esa altura. De lo que no se dio cuenta, era que estaba muy cerca de cables de alta tensión y entró en contacto con ellos, recibió una descarga de 27.000 voltios.
Un pararrayos para selfies
Una cosa lleva a la otra, así que, con el nacimiento de las selfies, se han dado algunos inventos de accesorios que hará más fácil la tarea de hacer una buena toma, tal es el caso del paloselfie. Sin embargo, este accesorio ha causado más de una muerte, por ejemplo un hombre que falleció al sur de Gales, al utilizar su paloselfi durante una tormenta. El artilugio, atrajo un rayo electrocutando al desafortunado hombre.