¿Te has preguntado qué es un anacoreta? Veamos en qué consiste este estilo de vida

Los anacoretas y los ermitaños, su origen histórico

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anacoreta y ermitaño

En ocasiones hemos podido sentir la necesidad de alejarnos del mundo para reencontrarnos con nuestros pensamientos, voz interior o espíritu. Esta idea ha acompañado a la historia de la humanidad, así encontramos que desde los griegos hasta los egipcios ya existían grupos de personas que preferían alejarse del mundo conocido para dedicarse a una contemplación personal, dando origen a la denominación de anacoreta.

Mira cómo surgieron los primeros anacoretas

La vida de los anacoretas ya era un movimiento que comenzaba a evidenciarse en las tribus abrahámicas en los siglos antes de Cristo. En tales casos, se pensaba que el acercamiento a Dios se podía alcanzar a través de la contemplación y la penitencia. Sin embargo, hasta este punto no se puede hablar de un movimiento como tal, sino de iniciativas personales de individuos que buscaban una forma de vida alejada de lo mundano.

Sin embargo, con la llegada del cristianismo y la persecución de la cual fueron objeto sus miembros durante los primeros siglos de su existencia, originó un movimiento de anacoretas que comenzaron a aislarse y dejar de lado la vida citadina, para dedicarse por completo a la oración. Es así como comienza en los siglos I y II DC un movimiento más claro.

El Anacoretismo

Para el siglo IV DC surge el denominado anacoretismo como movimiento propio del cristianismo que buscaba una vida lejos de las distracciones, vicios y mundo cotidiano, para dedicarse enteramente al estudio de las enseñanzas de cristo.

Como principal exponente de este movimiento se encuentra Antonio Abad, quien luego sería canonizado como San Antonio. Este personaje histórico tuvo la gran particularidad de que su estilo austero y aislado lo convirtió en el líder del movimiento eremita, aunque no fue el primer ermitaño en sentido estricto. El objetivo de Antonio Abad fue buscar un retiro espiritual para lograr un mejor entendimiento de las enseñanzas cristianas, lo cual, con el tiempo, devendría en la fundación de los monasterios.

¿Existen principios básicos o elementales para ser una anacoreta?

La respuesta es que no. Si bien hay patrones que se repiten o son constantes en la vida de un anacoreta, lo cierto es que no existe un conjunto de principios preestablecidos que definan esta forma de vida.

No obstante lo anterior, es posible delinear las siguientes costumbres como constantes en la naturaleza anacoreta, veamos cuáles son:

Aislamiento social

Por lo general, las personas que adoptan este tipo de personas se retiran a espacios ajenos a los citadinos o conglomerados, todo con miras a obtener une estado de paz y tranquilidad alejado de las distracciones que generan las personas.

Ahora bien, el aislamiento social no implica necesariamente el retiro individual, pues incluso han existido una serie de agrupaciones y maestros anacoretas que han reunido discípulos y seguidores a su alrededor.

Rechazo a los bienes materiales

Otro de los elementos concurrentes en esta actitud de vida es que no hay espacio para la acumulación de riquezas o acumulación de bienes. Por el contrario, se trata de un desprendimiento general con miras a alcanzar un estado mental y espiritual libre de cualquier otro obstáculo.

Una actitud contemplativa

De igual manera, es de destacar que no se trata simplemente de aislarse o alejarse sin más ni más, por lo que la vida anacoreta supone estados de meditación, oración o contemplación interna, con el objeto de lograr una superación o conexión espiritual.

¿Un ermitaño y un anacoreta son lo mismo?

La diferencia es muy sutil, pero existen, por lo que se puede afirmar que un ermitaño no es lo mismo que un anacoreta.

Los ermitaños tienen una actitud individual y reservada. Así, si bien su vida implica un aislamiento y el retiro a lugares alejados de la civilización, hay un elemento propio de soledad para alcanzar un estado de paz que permita la contemplación, oración o simplemente estar en contacto con el yo interior.

De igual manera, es de agregar que la actitud del ermitaño tiende a ser prolongada, de por vida en la mayoría de los casos. Así que no se puede plantear que se es un ermitaño por haber vivido un período corto de tiempo alejado de la civilización.

Origen de los ermitaños

Al igual que el caso de los anacoretas, se tiene documentación de los ermitaños desde siglos atrás. Así, si bien la primera persona considerada como un auténtico ermitaño fue Pablo de Tebas, el término venía siendo utilizado desde años antes de cristo como referencia a aquellos que se aislaban de la vida pública y tomaban el desierto o las áreas aisladas como lugar de hábitat.

No obstante, como hemos señalado, Pablo de Tebas o Pablo el egipcio fue la primera “cara visible” de lo que debía entenderse como un ermitaño.

Pablo de Tebas

El caso de este personaje histórico, también canonizado por la iglesia católica, resulta bastan interesante, toda vez que se trataba de un hombre acaudalado y poderoso, quien renunció a todas sus posesiones materiales para dedicarse a una vida austera en el desierto, en donde se dedicó por completo a la contemplación religiosa.

La conducta de Pablo de Tebas o Pablo el Egipcio obedeció al proceso de persecución diocleciana, durante la cual los cristianos fueron perseguidos y masacrados. En respuesta a esta actitud, Pablo de Tebas y otros hombres se refugiaron en el desierto, imitando a Cristo y su periodo en el desierto, en el cual el Mesías alcanzó la iluminación definitiva sobre la obra de su vida.

No obstante, a diferencia de Cristo, quien regresó del desierto, los padres del desierto, como Pablo de Tebas, decidieron permanecer para siempre en él, manteniendo su actitud de aislamiento.

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