Desde pequeños, es probable que nos hayan enseñado que lo bueno es representado por el lado derecho y que el izquierdo no lo era tan bueno. Y hasta no hace mucho tiempo, cuando un niño resultaba zurdo se le obligaba a realizar sus actividades con la mano derecha. Todo esto por considerar que el lado izquierdo, representa algo intrínsecamente maligno.
Esta connotación oscura hacia el lado izquierdo tiene vieja data, conozcamos un poco más al respecto.
¿Cuál es su origen y significado?
Para entrar en contexto, lo primero será ubicarnos en el mundo esotérico y religioso. En este sentido, se han desarrollado las expresiones “camino de la mano derecha” y “camino de la mano izquierda” como conceptos opuestos dentro del mundo esotérico occidental.
Sin embargo, su origen se ha localizado en la tradición hindú, según la cual el camino de la mano izquierda (Vamachara en sanscrito), se refiere a la realización de prácticas prohibidas o poco convencionales en las religiones que dominaban antiguamente en India.
Es decir, se calificaban como malignos aquellos comportamientos socialmente mal vistos en esas antiguas sociedades, como lo eran el comer carne o beber alcohol.
Por otra parte, su opuesto, el camino de la mano derecha se refería a la práctica de todos los rituales y comportamientos comúnmente aceptados por las religiones. Aquí la práctica de la meditación, el recogimiento espiritual, entre otros, permitirían al ser humano llegar a altos niveles espirituales. Siempre teniendo en cuenta, el bienestar colectivo y el desapego a lo material.
Siglos después, el término camino de la mano izquierda llegó a occidente y se le relacionó en un principio con la magia negra. Pero, a lo largo de los años, se le ha identificado con aquellas prácticas, religiones y tradiciones que llaman a romper con lo políticamente correcto.
Quienes se rigen por este camino, centran su energía, poder y conocimiento hacia una concepción totalmente individualista. Por lo cual, se permiten manejar a su conveniencia el apego hacia lo mundano y lo carnal.
¿Cómo se entienden actualmente el camino de la mano izquierda?
La descripción anterior atiende a una concepción inicial de estos términos. No obstante, es importante señalar su evolución a lo largo del tiempo.
Actualmente, decir que el camino de la mano derecha representa lo bueno, la magia blanca y lo correcto, mientras que el de la izquierda es el caos, la magia negra y lo incorrecto, se considera muy cerrado y restrictivo. En el mundo espiritual, las cosas no son simplemente blancas o negras.
Por lo antes señalado, se consideran denominaciones que señalan dos tendencias esotéricas. En otras palabras, son caminos opuestos, pero no necesariamente se enfrentan como enemigos. De esta manera, el camino de la mano izquierda, abarca aquellas prácticas que la mayoría consideraría tabú, sin que ello signifique la existencia de forma inequívoca de una intención de hacer daño a otro o la idea de pura maldad.
El camino de la mano derecha, por su parte, representa la espiritualidad y altruismo. El enfocar el poder y esfuerzo en el bien del colectivo, en apego de lo establecido y las reglas.
Todo esto, temiendo a las consecuencias del actuar, bien sea por recompensa o castigo. Básicamente, son dos formas diferentes de ver la vida y de practicar la magia.
Características y principios que rigen el camino de la mano izquierda
Dentro de las religiones o tradiciones consideradas dentro de la corriente de la mano izquierda, destacan el satanismo, vudú y los aghori, entre otros. Sus seguidores, no ven sus prácticas como algo malo, sino como desafiantes a lo que la mayoría considera correcto.
Entonces, será común conseguir algunos ritos de sacrificios de animales, rituales sexuales o la utilización de sicotrópicos para conseguir estados de trance, sólo por dar algunos ejemplos.
Con esta idea, se propende a la libertad del individuo, su autoconocimiento y la consideración de sí mismos como poderoso, tanto como un dios. Ese poder está a su alcance y no dudan de echar mano de algunas prácticas, para alcanzar la iluminación. Dicho esto, se rigen por algunos principios que les permite desarrollarse, estos son:
Resistencia
Los practicantes de la mano izquierda, se caracterizan principalmente por resistirse a las reglas establecidas. Su comportamiento y tendencias son a dejar de lado los convencionalismos sociales.
A su vez, están dispuestos a regir sus vidas con lo mágico y mundano, sin importar que algunos rituales puedan parecer crueles.
Libertad
Los individuos se perciben como libres de tomar sus propias decisiones y por ende hacer lo que consideren necesario para lograr sus objetivos. Sus límites son los que el propio individuo se imponga. De manera que cada quien es libre, hasta el punto que toque la libertad de otro.
Autoconocimiento
A los fines de poder enfocar la energía e intención de sus prácticas en alcanzar sus metas individuales, es preciso que los practicantes se conozcan a profundidad. Para ello, deben identificar sus deseos y limitaciones.
Esto también requiere de un trabajo de exploración, que en el camino de la mano izquierda no se limita a lo espiritual o mental. Por el contrario, se fomenta la búsqueda del individuo mediante la experiencia física, sexual y social.
Fortaleza y perseverancia
Con este principio, se busca incentivar la consecución de los objetivos, metas o sueños que el practicante se proponga. Esto, sin importar los obstáculos en el camino. Implica ser lo suficientemente determinados a lograr sus propios objetivos.
El camino de la mano izquierda y el bien y el mal
Esta división tan exacta del bien y el mal es fuertemente criticada, pues evidentemente nadie, o por lo menos muy pocas personas, podemos catalogarnos del todo como buenos o malos.
Además, aquello que se considere tabú o contrario a lo socialmente correcto depende, en gran medida, de la comunidad en la que cada quien se encuentre, así como al tiempo del que se trate. Aunado a ello, innumerables prácticas existentes hoy en día son una mixtura de los senderos antes comentados. Así, se evidencia la poca claridad de la línea que diferencia estas tendencias.