Cuántas veces hemos escuchado la expresión “los 30 son los nuevos 20” o “los 50 son los nuevos 30”. Esto se debe a que tenemos la impresión de que ahora vivimos más tiempo que nuestros abuelos, porque la expectativa de vida ha aumentado.
No obstante, estos son conceptos que deben ser analizados con un poco más de profundidad para obtener datos más exactos sobre nuestro porvenir como humanidad.
¿Qué es la esperanza de vida?
Lo primero es distinguir entre la esperanza de vida al nacer y la longevidad de una persona. Por ejemplo, cuando se dice que, en determinado momento, la esperanza de vida era de 42 años, la interpretación, a priori, suele ser que las personas morían antes de llegar a los 45 años y que a los 40 ya se era viejo.
Esto es muy lejano a la realidad y ahora explicaremos porqué.
La esperanza de vida, es un dato estadístico promediado, relacionado a factores como la mortalidad infantil y las condiciones sanitarias de un lugar y momento. Este parámetro se mide, por la edad media de las muertes en una determinada población durante un período de tiempo específico.
Contrario a la creencia popular, no se mide por la edad de las personas más longevas. Así, encontramos que, si del total de muertes muchos son niños o jóvenes, el promedio desciende, sin tomar en consideración que existan muchas personas vivas que superen ese promedio.
Una manera de simplificarlo es, a menor mortalidad infantil mayor esperanza de vida.
Por otro lado, cuando se habla de longevidad o de durabilidad de las personas, no quiere decir que antes no existían quienes murieran a los 70 años. Pero, ante una mortalidad infantil alta, se debían superar los años más riesgosos de la infancia y las condiciones que la rodeaban.
Una vez superada esta etapa, se sumarían años a su esperanza de vida e incluso podría vivir tanto como en la actualidad.
La esperanza de vida en la historia
Evidentemente, la esperanza de vida ha variado considerablemente desde los primeros hombres hasta nuestros días.
Las condiciones sanitarias, los avances tecnológicos y médicos, mejor organización de las comunidades, entre otros factores, han elevado sustancialmente la esperanza de vida mundial. Veamos cada caso:
Los primeros hombres
Resulta sumamente complicado determinar con exactitud cuál era la esperanza de vida de los primeros humanos. Algunos estudios, aseguran que su media era de 35 años.
Es de destacar que, el hombre primitivo vivía de la caza, manteniéndose en constante movimiento, al tiempo que se encontraba a merced de muchos depredadores.
Estos factores, hacían su vida mucho más difícil y la ponían en riesgos desde temprana edad, por lo que sobrevivían los más fuertes o hábiles.
En aquellos casos, en los que se llegaba a edades más avanzadas, se cree que, a lo mucho, vivían hasta los 50.
Durante este tiempo, existía alta mortalidad entre mujeres en edad fértil, principalmente por complicaciones en los partos.
Imperio Romano
En el Imperio Romano, la media de un recién nacido era de 21 semanas. Esto debido a las altas probabilidades de morir antes de tener un año. No obstante, a medida que este niño creciera y superara los riesgos de la infancia, su esperanza de vida también crecía e incluso podría vivir 50 años.
No obstante, vivir más allá de eso no era asunto sencillo. La principal dificultad, eran las notables diferencias entre pobres e integrantes de la élite. Los últimos, tenían mejores condiciones de vida, acceso a higiene y a cuidados médicos; mientras que, una investigación sobre antiguos esqueletos de romanos de clase trabajadora, evidenció que murieron a una edad promedio de 30 años.
Sus restos, evidenciaban las consecuencias de arduas jornadas de trabajo y enfermedades propias de edades avanzadas. En cuanto a las mujeres, también realizaban trabajos pesados, sumado a los riesgos asociados al parto por deficientes condiciones higiénicas.
Revolución industrial
Este período de la historia, permitió implementar cambios en los estilos de vida de las personas. Con la existencia de sistemas de desagües y adquisición de costumbres de higiene, se registran incrementos importantes de esperanza de vida.
La edad contemporánea, siglo XX
El siglo XX trajo consigo mejoras en materia de salubridad, se implementaron vacunas y se desarrollaron los antibióticos.
Con estos avances, la mortalidad infantil disminuyó a casi su inexistencia en los países del primer mundo, mientras que la media mundial se incrementó a 45 años de edad.
Siglo XXI
Actualmente, la media mundial se ubica en 72 años. Aunque este impresionante número se lo debemos a una disminución constante en la mortalidad infantil y no tanto a que ahora vivamos más.
De hecho, de este recorrido histórico podemos afirmar que una vez se superaran los años riesgosos de la infancia y si no existía alguna condición particular como conflictos bélicos o una epidemia, la potencialidad de vivir más de 70 años siempre se ha mantenido.
Esperanza de vida en el mundo
Hablar de una media mundial como esperanza de vida, es un dato que debe ser manejado con cuidado. Éste ha sido un dato que refleja las desigualdades en el mundo.
No solamente entre clases sociales, sino entre países y continentes enteros. Echemos un vistazo a los países en los extremos del medidor de la esperanza de vida.
Durante la última década, Japón se destaca con una esperanza de vida de 83.98 años. Le siguen, Suiza, España y Singapur con 82.90, 82.83 y 82.80 años, respectivamente.
Por otro lado encontramos que Sierra Leona, República Centroafricana y Chad y Nigeria, cuentan con la esperanza de vida más baja con 51.84, 52.17, 52.9 y 53.43 años, respectivamente. Todos estos países, pertenecientes al continente africano.
En cuanto a Latinoamérica, no se encuentran países de este continente ni entre los primeros ni los últimos lugares. Así, Costa Rica y Chile, los mejores posicionados de la región, cuentan con una esperanza de vida de 80.98 y 80.32 años, respectivamente.
Lo que depara el futuro
Algunos estudios se han aventurado a realizar sus estimaciones. Así, los resultados demuestran que la esperanza de vida se incrementará en los países objeto de estudio. Se destacan, Corea del Sur, Japón, Francia y España.
Esto implica que, en la medida que la esperanza de vida se incrementa, se presentarán retos para los gobiernos, tales como: garantizar y mejorar los servicios médicos que permitan calidad de vida.
Incluso, nos impone, como sociedad, reevaluar el concepto de anciano o de persona de la tercera edad, así como replantear los sistemas de pensiones, todo apuntando a que las personas sean activas durante más años.