En algún momento nos hemos sentido abrumados, ansiosos o deprimidos. Especialmente, porque el ritmo actual nos lleva a sobrecargar la mente sin prestarle atención. Ante estas emociones y las nocivas repercusiones que tienen en nuestra vida, son muchos los que recomiendan la práctica del mindfulness.
Ciertamente, este tipo de meditación se ha popularizado en los últimos 20 años, pero ¿realmente reporta beneficios? ¿Es inofensiva para todos? Conozcamos un poco más.
¿Qué es y no es el mindfulness?
En primer término, será necesario aclarar lo que es el midnfulness o la atención plena como también se le conoce. Así, tenemos que es una técnica de meditación en la que se busca que la persona logre centrarse en el aquí y en el ahora, para dirigir la atención hacia la propia conciencia. Básicamente, la idea es prestar atención al presente, donde el practicante o meditador es un mero observador de sus propios pensamientos, sin juzgarlos y sin la influencia de preocupaciones sobre el futuro o remordimientos del pasado.
Entre las formas de lograr lo antes descrito, se recurre principalmente a dos estrategias. La primera, es la respiración consciente, cuyo principal enfoque es la respiración. Mientras que la segunda es el escaneo corporal, aquí la atención se centra en las sensaciones físicas que surjan de la cabeza a los pies durante la sesión.
La intención es que se incremente el contacto con nuestros sentimientos, lo cual traerá como consecuencia la superación de episodios de estrés, depresión, ansiedad, falta de concentración e incluso nos ayudará a tomar mejores decisiones.
Por todo esto, se ha convertido en una técnica muy utilizada en el tratamiento de problemas psicopatológicos, así como, en ambientes educativos o programas de rehabilitación.
En este sentido, se debe tener claro que con el mindfulness no se busca dejar la mente en blanco o no pensar en nada. Tampoco se le relaciona con alcanzar la iluminación o algo por el estilo, ya que se trata de una práctica sin matices religiosos.
Efectos negativos del mindfulness
Ahora bien, todo lo antes señalado puede parecer muy beneficioso y la práctica continua podría parecer muy recomendable. Al respecto, se recomienda la meditación de atención plena para quienes estén interesados en mejorar su calidad de vida, en particular en el aspecto psicológico. No obstante, cada cabeza es un mundo, y por tanto no todos reaccionan de la misma manera ante sus propios pensamientos y emociones. Por ello, esta práctica debe ser tomada con calma y con la seriedad que implica adentrarse en la mente de una persona.
En este orden de ideas, diversos estudios se han dado a la tarea de desentrañar los efectos negativos que el mindfulness pueda provocar.
Estudio de la Universidad de Brown
La primera investigación que localizamos, es la realizada por la psicóloga clínica Willoughby Britton, de la Universidad de Brown. Su experimento, contó con 96 participantes quienes completaron una terapia de ocho semanas basada en la atención plena. Terminado dicho período, el 58% de ellos informó que habría percibido al menos un efecto negativo, durante o después de los ejercicios de meditación.
Estos efectos involucraban, entre otros, hipersensibilidad, pesadillas, insomnio y recuerdos de sucesos traumáticos. Asimismo, algunos participantes manifestaron ansiedad o fatiga emocional. En los casos más severos, estos efectos resultaron en episodios de despersonalización y desrealización, en los sujetos con una alta intensidad de la práctica.
Efectos no esperados en 25% de los meditadores
En esta oportunidad la investigación fue realizada por la Universidad de Valencia, dirigida por el doctor en Psicología y meditador Ausiàs Cebolla. Este profesional realizó una encuesta a 342 meditadores, de los cuales un 25,4% declaró haber sufrido efectos no esperados, relacionados con el mindfulness. Entre los malestares registrados destacan, episodios de ansiedad o ataques de pánico.
Efectos secundarios adversos
Otro estudio que reveló los efectos no deseados de la meditación de atención plena, fue desarrollado por la Universidad de Coventry (Reino Unido). En el mismo, se detectó que 55 de 83 estudios sobre prácticas de meditación manifestaron al menos un efecto negativo entre los participantes.
Así, uno de cada doce meditadores, experimentó al menos uno de los siguientes efectos: ansiedad, depresión, problemas gastrointestinales o aparición de conductas suicidas.
Para tener en cuenta sobre la práctica del Mindfulness
Pese a que estos números pueden alarmarnos, se debe tener en cuenta que en estos estudios, se llegó a la conclusión de que los efectos negativos representan un porcentaje similar a los efectos negativos de las sesiones de psicoterapia.
De igual modo, los investigados señalan que estos efectos se vieron con más recurrencia en aquellos que practicaban el mindfulness de manera intensa o sin la orientación de especialistas.
¿Sigue siendo una práctica recomendable?
Tal como lo señalamos antes, los investigadores consideran que los efectos negativos de la meditación de atención plena se asemejan en frecuencia a los de otros métodos de tratamiento psicológico. Los cuales incluso son inevitables y necesarios para poder observar los efectos positivos.
Además, la mayoría de los participantes también indicaron que los síntomas que los llevaron al mindfulness mejoraron considerablemente, a pesar de los efectos negativos, que desaparecieron de forma paulatina.
Por todo lo anterior, si bien es cierto que pueden experimentarse sensaciones y emociones adversas con la práctica de la meditación de atención plena, también lo es que funciona en la mayoría de los casos de manera exitosa. Pero sí vale advertir, que requiere de la intervención de personas especializadas y no debe abusarse de la intensidad y frecuencia.
¿Se pueden evitar estos efectos negativos?
Como en muchos aspectos de la vida, todo en exceso es malo, hasta meditar. Antes de iniciar esta técnica, se debe tener conciencia de que no se puede empezar con horas de meditación todos los días. Primero debemos entrenarnos, por lo que es recomendable iniciar con sesiones cortas algunos días de la semana. Una buena manera de comenzar es siguiendo indicaciones de un maestro o a través de una grabación de meditación guiada.
Lo mejor será comenzar la práctica de este tipo de meditación cuando estemos mentalmente descansados y preparados para enfrentarnos a nuestros pensamientos. Por tanto, nunca se debe intentar si nos encontramos estresados o muy abrumados. En estos supuestos, mejor es descansar y tomarse un tiempo fuera.
Asimismo, en caso de que sintamos que la atención plena no nos está reportando los mejores resultados para nuestra salud mental, es momento de mirar otras alternativas. Debemos buscar otras actividades positivas, como por ejemplo el ejercicio físico o alguna actividad que nos desconecte un poco como un pasatiempo que requiera de nuestra atención como la pintura o manualidades.