¿Desde cuándo se afeita el hombre? Descubre sus inicios

¿Esta costumbre es nueva en la historia?

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afeitado del hombre

Al pensar en higiene e imagen personal, una de las primeras cosas en la lista es el afeitado o depilación (ya veremos la diferencia). Tanto para hombres como para mujeres, se ha convertido en un ritual prácticamente obligatorio el despojar sus cuerpos de todo vello.

Ahora bien, el afeitarse puede resultar una tarea rutinaria, pero ¿desde cuándo está presente esta actividad en la historia del hombre?

¿En qué consiste el afeitado y la depilación?

Evidentemente, llegados a la adolescencia todos nos hemos afeitado mínimo una vez. Así que conocemos a la perfección el proceso de cortar el vello de alguna zona del cuerpo, con sólo deslizar sobre la piel una navaja, máquina o utensilio con filo.

Por otro lado, depilarse (puede que no todos conozcamos este método), se refiere a la eliminación del vello desde la raíz a través de distintas técnicas. Es decir, no solo se corta al ras de la piel, sino que prácticamente se arranca el vello. De manera que, los resultados de la depilación suelen ser más duraderos, aunque el proceso es más doloroso.

Así las cosas, tanto el afeitado como la depilación son métodos de eliminación del vello corporal, a los cuales recurren los hombres, generalmente, para eliminar el vello facial, mientras que las mujeres buscan eliminar el vello de piernas y axilas. Aunque estas diferencias de género cada vez importan menos, ya que tanto damas como caballeros por igual, tienden a querer librarse del vello en las mismas zonas de sus cuerpos.

Recorrido histórico del afeitado

Es importante destacar que, la naturaleza es sabia y por tanto el vello corporal existe por algo. Su presencia, influye en el proceso de regulación de la temperatura, así como en las capacidades sensoriales de la piel.

No obstante, salvo que nos encontremos en una situación extrema, estas habilidades para mantenernos con vida han disminuido su importancia. De ahí que la afeitada y el depilado se han vuelto una costumbre en la rutina del ser humano. Veamos desde cuándo el hombre ha sentido esa necesidad de ser “libres de pelos”.

La Edad de Piedra

Existen múltiples evidencias de que el hombre de la Edad de Piedra ya se rasuraba, principalmente por la urgencia de disminuir los parásitos provocados por la falta de higiene.

O al menos esta es la teoría de la mayoría de los antropólogos. Las expediciones arqueológicas y pinturas rupestres, muestran que tanto hombres como mujeres rasuraban sus cuerpos con dientes de tiburón y conchas de moluscos usadas a modo de pinzas.

De igual manera encontramos en esta época el uso de obsidianas como mecanismos de afeitado, similares a navajas.

Antiguo Egipto

Los antiguos egipcios siempre destacaron por su gusto en la limpieza, la higiene y la estética. Por estas razones, además de intentar sobrevivir al intenso calor de la zona, formaba parte de sus costumbres eliminar los vellos del cuerpo entero. Esto incluía afeitar sus cabezas, las cuales adornaban con pelucas, que al mismo tiempo les brindaban protección del sol inclemente.

En cuanto a la forma de deshacerse de su vello corporal, los antiguos egipcios evolucionaron al uso de piedras pómez.

Más tarde usarían maquinillas de afeitar de oro o cobre, que también gozaban de popularidad en la India. Estos datos llegan a nosotros gracias a los hallazgos de estos artefactos en numerosas tumbas.

En cuanto a las mujeres, también despojaban sus cuerpos enteros de vellos, sólo que solían depilarse con ceras fabricadas a base de azúcar, limón y cera de abejas.

Griegos

Para los antiguos griegos las barbas resultaban importantes, al punto de que los jóvenes daban como ofrenda sus primeras barbas al dios Apolo. No obstante, resalta como hecho curioso de la historia, que Alejandro Magno se afeitaba al limpio. Del mismo modo, esperaba que lo hicieran sus soldados, de esta manera evitarían que los enemigos les tomaran por las barbas en el combate.

Es de destacar que los griegos empleaban para el rasurado la cuchilla egipcia.

Imperio Romano

Por lo general los romanos llevaban el rostro libre de pelos. Al igual que los griegos, el primer vello de un joven representaba su paso a la adultez y al quitarlo era entregado como ofrenda.

Las cuchillas estaban elaboradas en hierro y eran manipuladas por barberos expertos. Para su conservación, usaban una mezcla de tela de araña y vinagre. Sin embargo, estos elementos estaban reservados para los pudientes de la época. Las clases menos privilegiadas, usaban piedras pómez para rasurarse.

Ahora bien, al hablar del imperio romano se está haciendo referencia a un periodo de tiempo muy extenso, por lo que encontramos que, si bien este pueblo prefería afeitarse, existen períodos en donde las costumbres cambiaron. Tal es el caso del lapso de tiempo de gobierno del emperador Adriano, quien llegó a imponer la barba como una moda entre los caballeros.

Edad Media

Durante este periodo, no existía mayor preocupación por el crecimiento desmesurado de las barbas. No obstante, este desinterés acabó al producirse el Cisma de Oriente, por el año 1054. Esta división del cristianismo influyó en el estilo. Así, los católicos seafeitaban sus rostros por completo, logrando distinguirse de los ortodoxos, judíos y musulmanes quienes acostumbraban exhibir prominentes barbas.

Durante este tiempo, también quedó claro que el afeitado estaba presente en todas las culturas, pues con la llegada de los españoles a América, descubrieron que los nativos ya conocían métodos para eliminar sus vellos corporales y contaban con instrumentos para tal fin.

Edad Moderna

Las técnicas e instrumentos para el afeitado, no contaron con mayores avances hasta el año 1770, cuando el barbero francés Jean-Jacques Perret, reveló una cuchilla o navaja de seguridad. Esta navaja, con un protector de madera que sujetaba la cuchilla, pretendía evitar cortes.

Este avance significó la posibilidad de simplificar el proceso de afeitado, pues hasta la fecha esta actividad era ejercida por barberos profesionales, a los que se les asimilaba con los cirujanos, debido a que los riesgos de cortes profundos eran altos.

Por lo anterior, contar con un artefacto que minimizaba los riesgos era muy bien recibido. Este avance implicó que cualquiera desde su casa podría realizarse un afeitado sin mayores complicaciones.

Claro está, todo esto en teoría porque la buena técnica y mantenimiento de las cuchillas aún eran un inconveniente.

Historia contemporánea

Hubo que esperar hasta el año 1895, para que se diera el primer avistamiento de lo que hoy es el proceso del rasurado. Este avance vino de la mano del viajero King Gillette en asociación con el ingeniero William Nickerson, quienes nos dieron a conocer a la primera cuchilla segura de doble hoja sustituible, es decir, crearon las hojas de afeitar desechables. Recordemos que era todo un reto mantener las cuchillas, llevarlas a afilar, etc.

El éxito no se hizo esperar, el ejército norteamericano compró cerca de 3 millones de maquinillas y 36 millones de hojas, para equipar a los soldados durante la I Guerra Mundial. Un elemento de gran importancia, si tenemos en cuenta que la barba no permitía el uso de las máscaras anti-gas de forma correcta.

Como dato curioso, la compañía también desarrolló la primera cuchilla de afeitado femenino en 1915.

De aquí en adelante, sólo se buscó perfeccionar esta maquinilla, para incorporar a la electricidad como aliada. Así, finalmente Jacob Schick inventaría la maquinilla de afeitar eléctrica.

En la actualidad: ¿Siempre libres de pelos?

Como hemos podido observar, el afeitarse o depilarse no es un asunto que lleve poco tiempo preocupando a la humanidad. Ya sea por supervivencia, higiene, adoración o simple estilismo, los vellos han tenido épocas en los que son llevados con mucho orgullo y otras en las que es casi obligatorio deshacerse de ellos.

Actualmente, en la mayoría del mundo occidental, cada quien es libre de mantener y llevar los vellos que desee, donde los desee y como los desee, sólo nos limita nuestra cosmovisión del universo.

Sabemos que las mujeres tienden a eliminar todo vello de sus piernas, axilas y zona púbica, pero existen otras tantas que han dejado esa preocupación de lado.

Por otro lado, cada vez más hombres deciden por mantener su piel libre de vellos y no sólo la cara sino el cuerpo entero.

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